A lo largo de la vida, todos los seres humanos realizamos estas dos acciones: pedir y dar. Durante estos meses tan difíciles desde el Banco de Alimentos nos hemos concentrado en DAR, en mantener activo y eficiente, a pesar de los obstáculos, este proceso de rescatar y distribuir alimentos entre los más vulnerables.

Pero la realidad es que también la ayuda se ha resentido mientras la demanda sigue incrementándose. No podemos solos.

Un plato de comida no es sólo un plato de comida. Es mucho más: es decirle a alguien que sufre hambre que no está solo. Que somos muchos los que estamos para acompañar y sostener.

Un plato de comida llena la panza, pero también alimenta el corazón. De quien lo recibe y de quien lo da. Nos conecta en nuestra más profunda humanidad.

De esto se trata la vida: de cuidarnos unos a otros.